
La lavanda es una planta conocida en todo el mundo, se ha vuelto icónica por su aroma relajante y su color pacífico. Tanto es así que incluso hay un color que lleva el nombre del tono púrpura claro de la flor. La planta se cultiva casi en todo el mundo, existen varias especies diferentes de la planta y pertenece a la misma familia que la menta. Se utiliza a menudo como hierba culinaria o como aceite esencial. Puedes encontrarla en productos de belleza, bebidas o perfumes. Su aroma deleita nuestros sentidos y su popularidad es inquebrantable. Así que, ¿por qué no cultivar tu propia planta de lavanda para disfrutar de su multitud de beneficios a tu antojo?
Generalmente, la lavanda no crece a grandes alturas, sino que crece en ancho, por lo que sus hojas son bastante gruesas. Hay alrededor de cuarenta especies de lavanda, cada una de las cuales se distingue por la intensidad de su perfume, color y tamaño.
Crece en suelos áridos y pedregosos y necesita agua, como todas las plantas, pero no demasiada. Estos son los datos mínimos sobre esta planta, entremos en un poco más de detalle para ayudarte cuando cultives tu propia planta.

Elegir una planta
Si no tienes un pulgar verde natural o si no deseas esperar, puedes comprar fácilmente una planta de lavanda en tu vivero local. Normalmente, el tipo más adecuado para cultivar en interiores es la lavanda francesa, aunque hay otras especies que son de bajo mantenimiento y fáciles de cultivar también. Es mejor preguntar al especialista en tu vivero local, ya que conocerá el clima y las condiciones locales y podrá hacer la mejor recomendación.
Plantación y riego
Preparar el terreno o suelo es importante. Quieres elegir una maceta grande o un espacio abierto para la lavanda porque no tolera ambientes estrechos. Prepara el suelo mezclándolo con arena, mantillo o cal, ya que la planta prefiere este tipo de ambiente para crecer. Asegúrate de dejar suficiente espacio para que la planta crezca y recuerda que crece en ancho, no en altura. Luego coloca la planta en la maceta y cubre suavemente las raíces con más tierra mezclada. Quieres que esté ligeramente compactada para que la planta no se afloje al regar, pero no tan apretada que la planta se sienta restringida.
La lavanda, como cualquier otra planta, ama el agua y necesita ser regada. Sin embargo, demasiada podría dañar la planta y afectar su crecimiento. Por lo tanto, debes regarla solo cuando el suelo esté completamente seco. Si el suelo alrededor de la planta aún está húmedo, no necesita más agua.

Dónde plantar
El lugar donde decidas plantar tu lavanda es de suma importancia, aunque son plantas muy tolerantes que crecen bastante fácilmente en diferentes climas, su condición ideal de crecimiento es un espacio abierto con buena ventilación y abundante luz solar. Si plantas al aire libre, asegúrate de que la lavanda no esté plantada en un espacio que esté sombreado la mayor parte del día. Si plantas para uso interior, quizás coloca la maceta cerca de una ventana, en un lugar donde pueda recibir horas de luz solar al día.
¡Disfruta!
Los usos de la lavanda son abundantes, ¿cómo la usarás? Nos encanta por su fragancia, puedes secar las flores y luego colocarlas en tu armario para mantener la ropa oliendo fresca por más tiempo. ¿O quizás tienes problemas para dormir por la noche? La lavanda es un gran ayudante para el sueño; su aroma calmante se ha utilizado como ayuda para dormir durante años. Tal vez seas un panadero, hemos visto algunas recetas brillantes que utilizan lavanda para pasteles y postres. Sin importar cómo decidas disfrutar de esta hermosa y fragante planta, ahora puedes hacerlo desde la comodidad de tu hogar.
